Desde hace siglos, a medida que el ser humano se fue organizando como sociedad, se ha usado el temor político – religioso, para subyugar a los pueblos. De este modo la historia de la humanidad se encuentra plagada de escritos que anuncian finales tremendos para la vida en la Tierra. Si bien la “evolución” del ser humano ha dejado mucho que desear en varios aspectos no deja de ser evolución y así como hemos estado a punto de autodestruirnos no lo hicimos y continuamos creciendo como especie, aún cometiendo errores descomunales, pero seguimos, y vamos a seguir porque ese es nuestro destino, ese es el camino elegido por la Fuente de la cual somos parte.
El temor es un arma poderosa al igual que la ignorancia, de hecho entre ambas se retroalimentan. Millones de seres humanos han muerto por estos dos flagelos y lamentablemente muchos seguirán muriendo hasta que tengamos la capacidad de valorar lo que realmente somos y tomemos conciencia de la importancia que cada uno tiene en este plano de existencia.
Los antiguos lo sabían y se encargaron de dejarnos una enorme cantidad de información al respecto, claro está que dichos conocimientos quedaron en manos de unos pocos y se utilizaron con fines oscuros generando temor, desorientación y descreimiento en masa solo por evitar que despertemos a la libertad de ser quienes verdaderamente somos. Así se han creado historias de terror sobre el día final y se han generado creencias religiosas a partir de eso, obligando a millones a sentir que la única forma de comprar una parcela en lo que llamamos cielo es a través de un sistema de creencias impuesto a como dé lugar.
Con la misma óptica errónea se están interpretando los acontecimientos predichos hace centurias por los Sacerdotes Mayas. Seguramente hay quienes leen el mensaje con el temor impuesto y así lo lanzan al mundo; de esta forma colaboran directamente aunque no sea su verdadera intención, con aquellos que continúan hablando del día del Juicio con una Biblia en la mano. Creemos que el 2012 no es un final, al menos como entendemos la palabra, sino más bien un nacimiento, un punto de quiebre donde el rumbo de la historia humana se encamine a una verdadera manifestación del Espíritu en el Plano Material siendo ese punto en el tiempo más que un re nacimiento un re conocimiento de lo que somos y a que hemos venido. Seguidamente presentamos un maravilloso texto explicativo de Carlos Barrios que seguramente arrojará más luz sobre el tema.
